Las ranas arlequín (Atelopus), un grupo de sapos pertenecientes a la familia Bufonidae, y es uno de los grupos de anfibios más amenazados del mundo. Estas hermosas ranas están al borde de la extinción y requieren de esfuerzos coordinados y colaborativos que aseguren su supervivencia. Se distribuyen en Centro y Sur América, desde Costa Rica hasta Bolivia. Se encuentran generalmente en arroyos donde se reproducen y donde los renacuajos completan su desarrollo. La gran mayoría de las ranas arlequín son diurnas y tienen coloraciones brillantes. Éstas juegan un papel importante para mantener la salud de los ecosistemas, pues son unos depredadores importantes de pequeños invertebrados e insectos y controlan potenciales pestes y vectores de enfermedades. Las ranas arlequín también son de importancia cultural para muchas comunidades. Por ejemplo, la rana arlequín dorada es el animal nacional en Panamá, mientras que las ranas arlequín en la Sierra Nevada de Santa Marta son un símbolo de fertilidad y un indicador ambiental para la comunidad indígena Arhuaca. Colombia es el país con el mayor número de especies y éstas se distribuyen desde tierras bajas (a nivel del mar) en el Chocó y la Amazonía hasta los páramos andinos y la Sierra Nevada de Santa Marta. En total existen 97 especies en el Neotrópico y de éstas el 80% se encuentran amenazadas. El hongo quitridio ha causado una reducción dramática y en algunos casos la extinción de poblaciones enteras de Atelopus. El hongo, junto con la pérdida y degradación del hábitat, la introducción de especies invasivas como la trucha y el cambio climático amenazan a estas hermosas ranas.